Sei Wasser mein Freund!

Esta semana ha sido bastante buena. Empecé la semana pensando que iba a perder a mi querido apéndice, que aunque inútil yo lo quiero tal y como es. Y ya llevamos mucho tiempo juntos como para que me de igual deshacerme de él cual kleenex usado. Luego descarté la apendicitis por situarse el dolor por encima de donde se supone que debe situarse en personas normales. Así que la siguiente opción era que me estaba jodiendo el higado con tanto medicamento. Sí, es que a mis 25 años llevo un mes tomando más medicamentos que un abuelo. Al final y para no romper la tradición, el miércoles fui de nuevo al médico. Me atendió el Dr. Lepoldo Juan Jesús de la Rosa, y cuando le comenté los síntomas de mi agonía, que nada tenían que ver con una ingesta desmesurada de alcohol, al menos no en los últimos años, vio claro que lo que tenía era faringitis crónica y que esto me estaba provocando la tos, ya que en la faringe está el centro de la tos y tal, y que la tos a su vez me provocaba este dolor de pseudocirrosis terminal que me estaba haciendo la vida imposible. Ah! Un poco más y le doy un beso. 4 visitas al médico después y el único médico no español me diagnostica. Los otros jodios ni siquiera me miraron la garganta. Y yo y mi apéndice respiramos tranquilos tras la visita al médico. Ahora un poco de codeína por aquí, un chute de otra cosa y como nueva! No quiero ni pensar cómo llegaré a los 125!!

El miércoles quedé con Jane que hacía una semana que había regresado de Londres. Fue a ver a su "amigo" el israelí. Digo "amigo" porque aquí la amiga no notó los efectos de la tormenta Kyrill. Claro, cuando una está ocupada en cosas interesantes, no hay tormenta que valga. Qué envidia! :-) Me dijo también que estaba pensando en irse el mes que viene, posiblemente a vivir su historia de amor con el israelí. Jo. Se va mi alemana. Qué cruel es la vida de los intercambios cuando sus Erasmitos se les van. En fin. Al menos ya tengo casa en el sur de Alemanía para un par de días :-). Espero ... Jena me hizo un pequeño regalo de Navidad que me hizo un montón de ilusión. Con decir que este finde me he puesto manos a la masa y que hice las galletas de Navidad menos alemanas del planeta, pero que mi control de calidad, un hermano de vuelta por unos días de Paris, han dado su visto bueno. En un día se zampó casi todas las galletas (obviaré el dato que en Paris pasa tanto hambre que se comería moscas fritas si se las diera). Eso les da una nota de 8. La presentación un 0. Tuve ciertos problemas. En ocasiones daba la impresión de que me estaba peleando con alguien. Pero yo orgullosa de mi obra de arte. Llevo un tiempo disfrutando del arte de cocinar, que nunca se sabe en qué situaciones me voy a encontrar en el futuro. Y que una ensalada y pasta no conforman una dieta equilibrada. No obstante, me he especializado en postres, sin haber intentado todavía el mundo de la carne, pescado y demás delicias. Y qué puedo decir, no soy una gran comedora, así que a mí si me ponen alpiste me basta. Sobrevivo varios meses. Pero, los postres, ah, eso es otra cosa. Además, en su día pensaba en mis futuros churumbeles. Qué iba a ser de ellos cuando me pidieran que les hiciera una tarta o galletas para la fiesta del colegio, o vete tú a saber qué evento social. No, no podía defraudarlos así. :-P

El sábado hablé con Janneke. Está fatal. Me encanta. Hemos quedado en Julio para ir a Londres a corrernos una juerga. Como primer paso para cambiar el mundo. Espero que no estuviera demasiado cansada/estresada/borracha para olvidarse.

Y hoy he quedado con una estado unidense. Ya ha costado encontrar tiempo...en fin...regular. Hubiera sido mejor quedar con Jane. Pero bueno. Hemos quedado en un bar y yo me he tomado una clara y ella se ha pedido un vaso de agua. Un vaso de agua, que no una botella sino un triste vaso de asquerosa agua del grifo. En fin...He quedado como una española borracha. La chica es simpática, pero muy joven. Tiene 20 años y cuando le he preguntado si había mucha diferencia entre la vida nocturna entre aquí y allí, me ha dicho que no ha salido nunca allí. Cómor? Claro, tiene 20 años, es menor para esas cosas. Le he dicho que bueno, esa no es razón para no salir, que debe haber sitios y tal. Y me dice que la gente de menos de 21 años normalemente va a restaurantes, al cine y tal. Bu, qué coñazo. Claro, están los listos que falsifican su ID. A estos les hace falta un poco de picaresca española. Anda que no he entrado yo en discotecas antes de tener los 18.


Y nada, un poco de House por aquí (te quiero House *drool*), un poco de raclette para allá, un poco de cine raro de mi hermano que no se entiende ni yendo colocado de coca, que es como debía estar el director de la peli cuando la hizo. Pero mi hermano opina que es muy fácil. Vaya mente la suya. Y nada, vida monjil donda las haya. Pero progresando adecuadamente. En dos días dejo de tomar medicamentos, y hará justo un mes que empecé a tomarlos. Los voy a echar de menos. Y animada...porque quiero hacer cosas, porque quiero hacerlas aunque cierta persona no esté, aunque no le importe una mierda cómo y dónde esté. Orgullosa de mí misma porque este finde no me ha entrado la bajada de ánimo que suele darme al bajar mi ritmo frenético de abuela empastillada y eso estando en alerta roja. Todo un logro. Viva yo.